Las calles eran nuestras

Antonio Cruz (@el_doncruz) escribe sobre la calle desde el encierro.
Antonio Cruz, las calles eran nuestras

Las calles eran nuestras, y seguirán ahí para siempre, para retomarlas de la pandemia que nos azota.

Tendremos que hacer una nueva lectura de cómo entendemos el espacio público para fotografiarlo y cómo ha sido fotografiado desde la tragedia. Hacemos un documento de la realidad o pretendemos ser partícipes de la desgracia para que nuestros nombres se vuelvan virales, ganar likes y habitar más la virtualidad a través del aplauso.

Diario vemos como un valioso testigo histórico, fotos de rostros con cubrebocas, sin el arduo trabajo del fotoperiodismo no podemos comprender el panorama completo ni entender nuestra realidad, es invaluable su trabajo. Pero, ¿qué hay del protagonismo meramente banal?, también están las fotos que aprovechan la crisis únicamente para que se hable de uno mismo.

Mi trabajo fotográfico es principalmente el retrato editorial, cuando cargo la cámara en calle, trato de ver lo obvio, experimentar con lo que no estoy tan cómodo al fotografiar. Los elementos de la calle están vivos, la luz es una corriente salvaje que cambia constantemente, no hay control de los elementos como hacer foto en el estudio.

Sus personajes son uno, pero al mismo tiempo son miles, el peatón de mil caras. Rostros que habitan distintas realidades, el repartidor de comida, el padre de familia con salario bajo que camina enfurecido hacia el metro, los millennials y generación Z con sus selfies, el desafortunado vagabundo que duerme sobre la calle mientras muchos pasamos con indiferencia a su lado.

Sus personajes son uno, pero al mismo tiempo son miles, el peatón de mil caras.

Por eso, dudo mucho que tenga un discurso visual ya robusto en el campo de foto de calle, durante la carrera en periodismo, la cámara era más indispensable para mí que un celular, no tuve teléfono hasta poco más allá del cuarto semestre. Todo era asombroso y relevante para hacer una foto. ¡Click!, un bolero, ¡click!, la parte más brillante de un viejo Torton estacionado, ¡click!, otra vez el obturador por sólo un par hojas secas en el piso. Hoy, esa hambre de foto representa uno de mis mayores retos personales, cargar en el hombro día a día la cámara y aún más, estar en la calle en medio de la pandemia para encontrar una voz distinta al rostro con cubrebocas. Será ese pues, trabajo honorable y admirado para mis colegas fotoperiodistas. ¡Héroes!

Sin titubeos, quiero recorrer de nuevo las calles, hacer más ¡click!, caminar como Juan García Madero en los Detectives Salvajes, caminar por Bucareli hasta el bar y conversar con los borrachos habituales, esta vez les haría mil retratos; “Hay momentos para recitar poseías y hay momentos para boxear”, pues sí, también siempre hay momentos para fotografiar. También, tomaré un camión con destino a la UNAM, me bajaré antes y vagaré por la mañana en el centro para fotografiar todo lo que vea. Nos volveremos a ver en todos los cafés Quito, en todos los bares Encrucijada y comeremos en todas las bancas de las alamedas.

Necesitamos nuevas lecciones de historia, después de la pandemia, necesitamos nuevas instrucciones para vivir en México, y tal vez nuevas instrucciones de cómo hacemos fotografía en la calle. Tenemos que salir avantes de esta juntos, como Ibargüengoitia dice, “la mayoría de los mexicanos han visto tiempo peores, y la mayoría también, espera ver tiempos todavía peores que los pasados.”

Las calles seguirán ahí.

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ANTONIO CRUZ – @el_doncruz

El texto “Las calles eran nuestras” y las imágenes son autoría de Antonio Cruz.

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