Las trescientas mil

A unos días del 8 y 9 de marzo, Abril Ángel (@abrilangel1) nos cuenta lo que vivió.

80 mil mujeres dicen las cifras oficiales, para quienes estuvimos, respiramos e hicimos click —no solo con nuestras cámaras— en el lugar; sabemos que éramos más. Puedo decir que más de trescientas mil.

Tan solo bastaba con tratar de pasar en el andén del metro Revolución y desde que cientos de mujeres intentábamos bajar del vagón, las consignas, pancartas y mareas moradas, nos daban apenas un esbozo de la afluencia multitudinaria convocada para una marcha histórica y llena de esperanza.

Interminables hileras de mujeres, con un olor imperante: una energía que encerró coraje, pero también unión; muchas mujeres que apretujadas caminábamos al punto de reunión, al encuentro con nuestras miradas: nos sonreíamos, nos penetrábamos y nos reconocíamos.

El saludo era de amor, decíamos con miles de palabras pese a estar calladas: aquí estoy. Aquel lenguaje que solo una mujer entiende y lo ha perfeccionado con el dolor.

Las calles estaban abarrotadas, ya no cabíamos en Plaza de la República; muchas optamos por alcanzar a nuestras hermanas entre callejones paralelos a Av. Reforma. El intento de incorporarnos (que erizaba la piel), al ver congregadas tantas mujeres; nos orilló a muchas a alcanzar a los contingentes en Torre Caballito; con la postal que ahora es histórica: La fuente frente a Torre Caballito, naciendo de los chorros de agua, plétoras de sangre que una activista colocaba con tinte en polvo. 

En el recorrido todas nos sentíamos aladas, escoltadas por mujeres de diferente edad, género, tipo de familia, ingreso, ocupación, educación, religión, raza, generación, nacionalidad y preferencia sexual; todas llevábamos entre nuestras manos una historia de abuso, de discriminación, de ignominia; por hoy teníamos un derecho negado sistemáticamente a decirlo, a acompañarlo, a como yo: tomarlo en fotografías, a como mi hermana: con una pancarta, a otras que no corrieron nuestra suerte: con sus familias haciendo eco de la injusticia por arrebatar la vida, por el hecho de haber nacido en este país mujer. 

Las 300 o trescientas mil, las imaginaba como esa película épica que evoca honor en una historia más de ciencia ficción. Estas 300 o trescientas mil no somos ficción y estamos plasmadas en la historia con la vida de cada una, en una revista, fotografía o letra imborrable en alguna pared que perpetuará un dolor que no se debe olvidar; no para revivirlo y con ello traer al imaginario colectivo la sangre de miles de mujeres que mueren en nuestro México; sino para tener memoria y que JAMÁS se repita. 

Porque vivas nos llevan…
¡Vivas nos queremos! 


ABRIL ÁNGEL — @ABRILANGEL1

Premio Nacional de #Fotografía 2017 por @CuartoscuroMex.
Miembro de @fotografasenMexico

@abrilangel1